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ALIMENTACIÓN CONSCIENTE

También conocida como "alimentación intuitiva", "mindfull eating" o "mindfoodness" es el arte del Mindfulness llevado a la nutrición. Se trata de aprender a comer con conciencia plena, despacio y con todos los sentidos: la vista, el olfato, el gusto, el tacto, el oído e incluso conectarnos con las sensaciones que proceden de nuestros órganos internos, como por ejemplo el hambre o la saciedad.

Beneficios

  •  Permite disfrutar plenamente de una comida y de la experiencia de comer.

  • Ayuda a construir una buena relación con los alimentos y mejorar hábitos alimentarios.

  • Ayuda a prevenir comportamientos alimentarios poco saludables, como los atracones.

  • Ayuda al control y la pérdida de peso.

Identificar el "tipo de hambre"

El hambre es un proceso más complejo y que va más allá de la necesidad física de ingerir alimentos. Conocer y comprender los 7 tipos de hambre nos puede ayudar a ver cuál es la que nos está impulsando a comer, para así poderlo corregir si no se trata de un hambre real.​

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  • Hambre visual: conocido como “comer por los ojos”. En este caso, son los ojos y no el estómago quién nos lleva a comer un postre o un plato por el simple hecho que tiene muy buena pinta o que tenemos un buen recuerdo relacionado con él, aunque en realidad lo más probable es que ya nos sintamos llenos.

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  • Hambre olfativa: Es aquél que nos impulsa a entrar en un horno atraídos por el olor a pan recién hecho, aunque en ese momento nuestro estómago ya esté lleno. También estaría relacionada con algún olor que nos recuerda a nuestra infancia o que la asociamos a un momento feliz de nuestra vida, lo que esto nos llevaría a comer ese alimento aunque no tuviéramos más hambre real.

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  • Hambre bucal: es aquél que nos impulsa a comer cuando, por ejemplo estamos inquietos y necesitamos masticar algo, ya que esta sensación de placer en la boca nos ayuda a calmar los nervios.

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  • Hambre estomacal: es el hambre real, la física, la que sentimos en este órgano cuando éste está vacío. A veces también podemos sentir, en el estómago, sensaciones como miedo o ansiedad. Esto es debido a la contracción de la musculatura lisa. El hambre estomacal también se puede confundir con la sensación de tener un “nudo en el estómago”.

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  • Hambre corporal o celular: también es un hambre real y está basada en las necesidades energéticas del cuerpo. Es el que piden las células cuando hay algún déficit de algún nutriente.

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  • Hambre mental: se refiere a toda la información que vamos recibiendo y guardando a lo largo de los años sobre alimentación, dietas, calorías, grasas, proteínas, azúcares, etc., es decir sobre aquello que debemos o no debemos comer según los cánones de salud alimentaria.

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  • Hambre del corazón: es el hambre que está ligada a las emociones. Puede ser una respuesta para cubrir diferentes necesidades como la falta de amor, de cariño, deseos de ser vistos, oídos, etc.., o una herramienta para gestionar diferentes emociones, tanto negativas (llenar un vacío, por ejemplo) como positivas (de recompensa).

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Estrategias para alimentarte de forma consciente

  1. Para y reflexiona: Antes de comenzar a comer, tómate un momento para reflexionar sobre cómo te sientes. ¿Tienes prisa? ¿Estás estresad@? ¿Triste? ¿Aburrid@? ¿Hambrient@? ¿Cuáles son sus deseos y sus necesidades? Después de haber tomado este momento para reflexionar, puede elegir si quieres comer, qué y cómo quiere comer. Muchas veces la sed se puede confundir con hambre. Un ejercicio que puede ser útil para diferenciar estas dos sensaciones es beber un vaso de agua y observar si hay algún cambio en la sensación de hambre.

  2. Dedícale tiempo suficiente: No comas sobre la marcha. Toma asiento. Es menos probable que aprecies tu comida cuando realiza múltiples tareas. Evita pantallas como el móvil, ordenador o la televisión mientras comes.

  3. Servir la porción a comer. Evita comer directamente de la fuente o de la caja. No solo es más fácil comer en exceso cuando no puede ver cuánto ha ingerido, sino que también es más difícil apreciar completamente su comida cuando está oculta a la vista.

  4. Agradece: Antes de comenzar a comer, haz una pausa y tómate un momento para reconocer el trabajo que se realizó para proporcionar tu comida, ya sea gracias a los agricultores, los trabajadores de la fábrica, los animales, la madre Tierra, los chefs o incluso sus compañeros de mesa. No todos tienen la suerte de tener un plato de comida en la mesa.

  5. Masticar varias veces. Tratar de masticar 30 veces cada bocado (30 es una guía aproximada). Recuerda que la digestión comienza en la boca.

  6. Comer lentamente. Esto ayuda a evitar que se coma en exceso al darle tiempo al intestino para enviar la señal de saciedad al cerebro. Dejar el tenedor y el cuchillo después de cada bocado y no preparar el próximo bocado mientras todavía se tiene el bocado anterior en la boca.

  7. Comer con conciencia: Intenta comer tus comidas en silencio de vez en cuando. Cuando uno está tranquilo, es natural que la mente divague; reconozca estos pensamientos y luego vea si puede volver suavemente a su experiencia de comer. Sé consciente de la consistencia, el sabor y los olores de la comida.

  8. Parar cuando estés satisfech@: Dejar comida en el plato, si se está satisfech@. Considerar conservar, reutilizar o llevar la comida que sobró.

 

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